Si tu odontopediatra te ha hablado del Síndrome de Hipomineralización Incisivo Molar (MIH por sus siglas en inglés) es importante que leas esto.

Como su nombre lo indica, este síndrome consiste en un defecto de formación del esmalte dental  que es la capa más superficial y resistente de los dientes, que suele aparecer en incisivos y primeros molares permanentes que erupcionan alrededor de los 6 años de edad. Clínicamente, los dientes muestran anomalías en su superficie que van desde manchas opacas blancas, ocres, hasta parduzcas, así como una textura opaca, irregular y áspera. 

Este tejido débilmente mineralizado es especialmente susceptible a la acción de los ácidos y por ende, más propenso a la caries dental, así como a fracturas y desgastes superficiales que dejan el tejido más profundo (dentina) expuesto, provocando sensibilidad dental. Esto genera un círculo vicioso peligroso ya que los niños suelen no higienizar bien esas superficies por temor a las molestias que sienten al hacerlo. 

Por todo esto, los pacientes que presentan esta anomalía deben ser incluidos en un programa de prevención y control periódico más frecuente de lo que recomendamos para una dentición regular.  Estos controles incluyen la revisión clínica de las lesiones, profilaxis y control de placa, selladores, fluorizaciones y desensibilización. La frecuencia de visitas será pautada según el grado de afectación que puede ir desde un diente hasta ocho (incisivos y primeros molares) , el índice de caries y la habilidad de nuestro pequeño paciente para eliminar el biofilm bacteriano en su técnica de cepillado (mientras mejor sea la higiene en casa, se pautarán visitas menos frecuentes). El compromiso de los padres en la supervisión y asistencia en el cepillado es también fundamental para el mantenimiento de la higiene que requiere esta condición. 

Ejemplo de Hipomineralización en Incisivo Molar.

Es frecuente que cuando explicamos esta situación a los padres nos pregunten sobre la causa de esta condición y la verdad es que, aunque existen algunas teorías, hasta ahora la ciencia no ha podido comprobar la causa de esta anomalía, sólo sabemos que se puede deber a factores ambientales durante la mineralización de los dientes afectados que ocurre entre los tres primeros años de edad. Algunos autores refieren que fiebres altas o problemas respiratorios pueden contribuir, pero debemos apuntar que estos no son factores especialmente relevantes dentro de lo que refieren los padres de nuestros pacientes. Dicho esto, siempre enfatizamos a los padres que vale más la pena enfocarse en los cuidados que requiere la situación que en especular sobre su causa. 

También es importante apuntar que la capacidad adhesiva de estos dientes es limitada, por lo que muchas veces no pueden ser restaurados con un material definitivo convencional (que necesita un tejido bien mineralizado para una buena adhesión), sino con otros materiales que presentan mejor adhesividad a su sustrato desmineralizado y que liberan flúor, ión que promueve la remineralización de las lesiones, pero que deben ser reparados y/o reemplazados a lo largo de la infancia por presentar mayor solubilidad en el medio bucal. Su dentista debe explicar las ventajas y desventajas de este abordaje.